sábado, 28 de diciembre de 2013


Julio Farell, work in progress
Alejandro Toledo

“Algo primordial en la obra de Julio Farell”, escribió Guillermo Samperio a propósito de una etapa ya cumplida en el desarrollo del pintor, “es que se despliega en el tiempo. En las capas de color de las descarapeladuras de un muro se condensa el transcurrir, la vida de sucesivas generaciones. Por las puertas solitarias de Julio entran y salen historias; por ello su pintura escultórica no necesita la figura humana: ésta se encuentra implícita en los hechos estéticos desnudos. No puede uno eludir pensar en las posibles gentes que atravesaron las puertas. El espectador pone en las piezas de Farell sus figuraciones humanas.”
Figuraciones entonces no vistas, adivinadas por quien se acercaba a sus cuadros de gran formato (siluetas invisibles cual fantasmas), y que en un proyecto siguiente, ese que Farell ha llamado “Homenajes” (tributo a los maestros), y que es su work in progress, construye una posibilidad distinta aunque a la vez cercana: el rectángulo de la pieza artística es también puerta (o “ventana indiscreta”, como querría Hitchcock), objeto en sí, y los cuerpos delineados son trazos físicos, pinceladas que construyen apariencias. Se dirá que pasó de lo abstracto de una puerta hiperrealista (como una realidad deconstruida, modificada a fuerza de insistir en el detalle) a lo concreto de la recreación figurativa; pero las obras homenajeadas se convierten, a los ojos de Julio Farell, en tapiz, umbral de nuevo, sobre el que se descubren formas y texturas.
Vaya empresa: observar a los clásicos y compartir su juego creativo. Crear al re-crear. Revivir el proceso de elaboración de un cuadro e indagar en las posibilidades ahí escondidas, como apropiaciones. Si puertas o muros se volvían cuadros complejos por la mirada que inventaba sus posibilidades plásticas, la “obra consumada” (de Goya a Picasso, de Kandinski a Klimt, de Ernst a Tamayo) se dispara hacia los tiempos: ver es entrever. No se trata de copiar el trazo sino de compartir su impulso y llevarlo hacia donde la actualidad del acto creativo lo conduzca. El pasado vuelto al presente, y viceversa.
Aunque el corpus se transforme, evolucione en sus hallazgos, modificándose al modificar el óleo al que se rinde homenaje, se dirá otra vez: algo primordial en la obra de Julio Farell es que se despliega en el tiempo.

Sobre la pintura de Julio Farell
Francisco Tario

Se dice que lo extraño es lo poco común. Pero, de ser así, ¿cómo puede lo común ser extraño? Mirando los cuadros de este pintor se comprueba que el misterio, cuando es de buena ley, no se origina en lo obviamente misterioso, porque el misterio es invisible y, ante todo, hay que adivinarlo, presentirlo y después apoderarse de él. El misterio no entra por los ojos, como la luz de una mañana, sino que se filtra por sorpresa en la corriente sanguínea y se refugia en un rincón indeterminado de nuestro ser. Frente a esta pintura tan común, tan cotidiana, uno se pregunta con perplejidad qué tienen ese árbol, esa puerta, el arranque de aquella escalera, la salida de aquel patio, los jeroglíficos de este muro, el simple piso de ese “interior” que nos desazonan a tal punto, ejerciendo en nuestro ánimo una suerte de fascinación. ¿Son lugares, tal vez, donde pudiera pensarse que ha ocurrido algo? ¿Lugares en los que se advierten las huellas de una desatinada historia? Creo que no. La situación parece ser todavía más grave. Son lugares que aguardan que el hecho ocurra, se manifieste pero que, para bien de todos, no ocurrirá jamás porque entonces el misterio se habría hecho evidente y sufriría un serio deterioro.
Aquí lo extraño es lo común, pero también lo bello, lo musical y alado, perfiles de una concepción muy personal de las cosas, de una infancia mágica prolongada más allá de sus fronteras, de una fantasía sabiamente reprimida —el arte no admite excesos— y de una nostalgia anticipada del tiempo que pasa. Pintura sólida, sugerente, auténtica, dirigida al espectador que va al reencuentro de eso que el hombre debió perder casi sin darse cuenta y que difícilmente recupere porque yace oculto bajo una descomunal montaña de quincalla.

[Iberian Daily Sun, 23 de junio de 1977.]
Un poco de su vida

-2006: Participa en el III Congreso de Pedagogía impartido por la Universidad Tecnológico de Monterrey, en el Edo. de México. Y cursa el taller de “Máscaras y caracterización en látex”, organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México.
-1996 a la fecha: Realiza alebrijes.
-1992-1996: Realiza tres murales, dos de 12m², en el Club Albatros en Cuautitlán Izcalli, México, y un mural de 80m² en el foro del Teatro de las Américas en la Unidad Cuauhtémoc de la Ciudad de México, del Seguro Social.
-1990: Diseña el premio Cactus y el premio Orquídea, de la tertulia de mujeres Sudacas Reunidas, otorgado respectivamente al Ministro del Interior y al Presidente del Senado, Madrid, España. Cursa estudios de Museografía y Arquitectura Interior, Madrid, España.
-1984-1987: Investiga distintas técnicas y temáticas de la pintura, realiza esculturas en bronce, madera y resinas. Aprende y desarrolla las técnicas tradicionales y contemporáneas del grabado. Se dedica también a la estampación de telas.
-1981: Medalla de plata “Gran Premio Humanitario de Francia”, sección pintura. Palma de Oro al “Paris Critique”.
Medalla de Oro al “Mérito Cultural y Artístico Europeo”
-1977: Primer lugar del III Concurso de Pintura sobre Asfalto de Madrid, España.
-1973: Trabaja como fotógrafo de modelos de alta costura, en Madrid, España.
Realiza diseño de joyas para la Joyería Mory de Madrid.
-1968: Diseña la portada del libro de cuentos fantásticos Una violeta de más de Francisco Tario, publicado por Joaquín Mortiz.
-Ha realizado 40 exposiciones individuales y 28 colectivas en distintos países. Su obra se encuentra representada en: el Museo de Arte Contemporáneo del Alto Aragón, Huesca. En el Museo de Arte Contemporáneo de Villafamés, Castellón, en el Museo Jovellanos, Gijón, en el Museo de Bellas Artes de Granada. En el Museo Municipal de San Telmo, San Sebastián, en el Museo de La Rioja, en el Museo de Albacete, en el Museo de Vallecas, Madrid. En el Ayuntamiento de Madrid, en la Galería Novart, Madrid, en la Galería La Firma, Riva del Garda, en la Galería Ciovasso, Milán, en la Galería Estudio Ottanta, Brescia. En la Galería Barón de San Carlos, Llanes, en la Galería Alonso Berruguete, Valladolid, en la Galería Punto A, Ibiza, en la Caja Rural y Provincial de Toledo. En el Polyforum Cultural Siqueiros, México, en la Lotería Nacional para la Asistencia Pública de México y en la Rectoría de la Universidad Autónoma Metropolitana de México.